Con El ruido de una época, texto fragmentario cercano al ensayo, Ariana Harwicz se posiciona frente a viejos debates que, con frecuencia y por largas temporadas, recobran vigor en la escena artístico literaria en nuestra lengua: la diferenciación entre el autor y su obra; la higienización en el arte, la urgencia de adhesión a «causas justas» de los escritores para lograr ser reconocidos como tales, entre otros fenómenos derivados como la llamada «cancelación» y el conocido «marketing editorial». Ariana tiene en la mira a todos estos factores que pretenden domesticar al escritor para que no ofenda, no se atreva, no incomode; en suma, para que construya un público que lo erija como escritor profesional, con los ojos al margen de su obra y puestos fijamente en el mercado.
«Desde la muerte de Fogwill nadie ha sabido ocupar el lugar del que dice las cosas incorrectas en el momento oportuno. Harwicz, con este libro, parece postularse para esa tarea». Maximiliano Tomas, La Nación